Conclusión: (...) "Sin embargo justamente hoy más que nunca es necesario y urgente que las estructuras de la Iglesia se renueven. La respuesta a la aldea global, a la gran ciudad, a la monocultura, es una parroquia que se convierta en “aldea celeste”: un modelo social más humano capaz de abrir espacios para la nueva civilización del amor, una asamblea eucarística que favorezca la participación activa de los fieles, una realidad de comunidad de comunidades con un catechumenium compuesto de salas litúrgicas bellas para las celebraciones en pequeñas comunidades. |
El proyecto Domus Galilaeae y la tienda donde el Papa celebró la Eucaristía, el 24 de Marzo en el Monte de las Bienaventuranzas, son un intento de redescubrir formas arquitectónicas e iconográficas que ayuden a redescubrir el papel fundamental de la belleza en la vida de la Iglesia."
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En el intermedio del anterior documento, intrincadas citas bíblicas, principalmente del Antiguo Testamento son usadas e interpretadas de manera aberrante para pretender demostrar en la página citada, cómo la situación misma de la encarnación del Señor y su venida a este mundo, serían una especie de prefigura de como debería ser la forma de enseñar a Cristo en "estos tiempos" haciendose necesario un cambio radical y la puesta al día de la "estética de la Iglesia". Esto evidentemente y como es común, interpretando erradamente el concepto de inculturación del Evangelio en los pueblos.
Las propuestas citas serían:
[1] Juan 1,3; La Nueva Biblia de Jerusalén, Doubleday press.En el caso específico del citado documento, más que pretenderse una conducción asertiva de la Iglesia en los nuevos tiempos, lo que verdaderamente estaría haciendo es tratar de justificar el acomodar la Iglesia al sentir y las inclinaciones artísticas de un solo hombre y a la visión de Iglesia tomada en consecuencia por sus seguidores, no a las necesidades y el sentir de la Iglesia Universal.
[2] Salmo 45,2; La Nueva Biblia de Jerusalén, Doubleday press.
[3] Giacomo Leopartdi, Hymn to his Woman.
[4] Génesis 2,23; La Nueva Biblia de Jerusalén, Doubleday press.
[5] Éxodo 19,10-14; La Nueva Biblia de Jerusalén, Doubleday press.
[6] Cantar de los Cantares 4,1; La Nueva Biblia de Jerusalén, Doubleday press.
[7] Lucas 7,22-23; La Nueva Biblia de Jerusalén, Doubleday press.
[8] Primera Epístola de San Juan 3,14; La Nueva Biblia de Jerusalén, Doubleday press.
[9] Juan 1,3; La Nueva Biblia de Jerusalén, Doubleday press.
El mundo odia la Iglesia por lo que representa y enseña, no por la forma y el estilo de sus estructuras. Ese depender de un "mejorar" las formas para lograr una mejor aceptación del mensaje cristiano, no lleva consigo el propósito del evangelio. Lo pretendido es entonces, cambiar el propósito y la forma del templo de Dios, sede digna y apropiadamente concebida desde tiempos inmemoriables para la conmemoración de un verdadero sacrificio y sitio que confluye y representa la religión, por tratar de acoger la necesidad humana del permanente asombro.
Tal documento, además de risible en cuanto a interpretación bíblica, engañosamente pretende interpretar por el solo hecho de una Eucaristía presidida por el Santo Padre en las inmediaciones de la Domus Galilea, un beneplácito suyo a una transformación masiva de la arquitectura universal de la Iglesia, quizas a la forma o con elementos neocatecumenales.
Al hacerse una lectura católica del documento completo, bien nos podría sugerir que esto no solo debería ser un plan para el Camino Neocatecumenal, más que esta debería ser la respuesta a un clamor masivo por hacer todo un proceso transformador dentro de la Iglesia, movido por las necesidades y percepciones actuales del mundo, incluso las artísticas, so pena de ser presa de la crítica moderna o una inminente desaparición.
Sugiere además entre sus lineas y bajo el término "salas litúrgicas", la justificación para una fragmentación de la comunidad cristiana a la hora de la Santa Misa bajo el evidente sofisma de un "modelo social más humano", en una incomprensible fusión de elementos, que solo podrían ser definidos bajo un nuevo término de "arqueologismo social de avanzada", y elementos de modernismo eclesial que rayan en el absoluto absurdo.
Dicho lo anterior, las nuevas situaciones observables en los centros de reunión neocatecumenales (la desaparición del Sagrario, del presbiterio, de los reclinatorios y demás), vistas en miniatura de la Domus Galilea y el futuro proyecto de la "Domus Jerusalem", son solo el epítome de un movimiento que solo visualiza pretenciones de un desarraigo de la cultura católica en honor a novedosas formas que procuran generar una sorpresa y una aceptación común por impacto visual, pero que en un proceder individualista, prescinden de todo elemento litúrgico y arquitectónico católico conocido y refrendado en el sacrosanto magisterio de la Iglesia Católica en un proceso de depuración y prefeccionamiento de no menos de 1700 años.
Inexplicables alcances y atribuciones para lo que se denomina un "itinerario de catequesis" presentado a doquier como una mera iniciativa de ayuda parroquial. Pero el Camino Neocatecumenal debería en las circunstancias actuales ser identificado como un mecanismo reformador y de predación de fieles parroquianos para llevarlos a nuevos ambientes y conducente a una inevitable y ya palpable fragmentación de la Iglesia.
Esperando la rectificación y las buenas praxis de todos los movimientos de la Iglesia, ABC Apologética se abstiene de recomendar el Camino Neocatecumenal a sus lectores bajo la sospecha confirmada de desobediencia a las recomendaciones litúrgicas emitidas desde la Congregatio de Cultu Divino et Disciplina Sacramentorum, extralimitación de sus permisos estatutarios, desaciertos doctrinales y actuales prácticas no conformes al magisterio de la Iglesia Católica.
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