Cuando a esto se refiere la duda, es preferible empezar por aclarar las ideas sobre estos temas, ya que sin hacerlo, abordar el tema del uso de las velas y el incienso cae pronto en un sinsentido.
El uso de las velas como signo sacramental en la Iglesia, esta directamente relacionado con Cristo, Luz del Mundo así como el incienso ligado con el culto a Dios y signo de oración.
Varios usos fundamentales se tienen en la Iglesia:
1. La iluminación del lugar sagrado. Los católicos identificamos en el tabernáculo (sagrario) el lugar donde se reserva el Cuerpo del Señor, resultado del sacrificio ofrecido en la Santa Misa. En ello, el candelabro que anunciara el lugar sagrado del sacrificio del antiguo templo de Israel (Éxodo 25), es ahora anunciado en el templo cristiano por una luz constante dentro del templo.
2. En la Misa, siempre habrán 2 candelabros encendidos en el altar, señalando igualmente el lugar del sacrificio. Cuando se incensa sobre el altar es igualmente un signo de alabanza y purificación del lugar donde se realiza la ofrenda a Dios. Asi mismo se haría con la presentación del memorial de harina (Levítico 2,1) prefigura de la Eucaristía, única y verdadera ofrenda agradable a Dios.
3. Signo de nuestra oración y alabanza en los altares o sitios consagrados para el culto. La quema , es un signo antiguo que acompaña la oración a Dios y este signo persiste en el Nuevo Testamento (Levítico 16,13 - Lucas 1,10,11 - Mateo 2,11). Las velas como signo de Cristo Luz del Mundo, también nos indican que el santo, ahora venerado por la Iglesia Universal sería uno que configuró su vida con la de Cristo procurando la santidad y ahora presente en la nube de testigos en los cielos presente al frente del trono de Dios. En esto cuando la Iglesia deja velas en los altares de los santos, representa una oración que pide sea perdurable estando unida a las oraciones de los santos (Apocalipsis 8,8 - Apocalipsis 8,3), aun después de dejar el lugar para seguir procurándose el orante una vida cristiana, siendo oración viviente ante Dios por medio de su obrar (CIC 2111).
Para quién quiera objetar tales prácticas, hay que ser claro en señalar que nuestras quemas de incienso a diferencia de los antiguos no son piras para complacer a Dios, nuestro método de alabanza trasciende esa antigua idea. Son solo signos sacramentales que acompañan el culto y a la oración.
Catecismo I.C 2111 La superstición es la desviación del sentimiento religioso y de las prácticas que impone. Puede afectar también al culto que damos al verdadero Dios, por ejemplo, cuando se atribuye una importancia, de algún modo, mágica a ciertas prácticas, por otra parte, legítimas o necesarias. Atribuir su eficacia a la sola materialidad de las oraciones o de los signos sacramentales, prescindiendo de las disposiciones interiores que exigen, es caer en la superstición (cf Mt 23, 16-22).Errores y desviaciones de la devoción también pueden haber, y en esto es necesario que la Iglesia sea instruida. Poner una vela "porque si no lo hago, no me ira bien" o "si me concedes el milagro te llevo una vela" sencillamente no corresponden a la fe de la Iglesia, por cuanto a que no se hacen a partir de una intención recta del corazón y se convierten así en prácticas supersticiosas.
Imagen de la Virgen de Guadalupe en una Parroquia del Rito Bizantino.
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