"Para todas nuestras acciones, cuando entramos o salimos, cuando nos vestimos o tomamos baño, a la mesa o prendiendo las velas, si vamos a dormir o a sentarnos, al inicio de nuestras obras hagamos la señal de la cruz"
Tertuliano Siglo II d.C
La señal de la cruz es una confesión de nuestra fe: Dios nos ha salvado en la cruz de Cristo. Al hacer sobre nuestra persona esta señal es un recuerdo de que pertenezco a Cristo, y que Él es mi Salvador.
El primero que hizo la señal de la cruz fue el mismo Cristo, al extender sus brazos en la cruz y sus brazos extendidos dibujaron entre el cielo y la tierra el signo imborrable de la nueva Alianza.
El Antiguo Testamento habla de los marcados por el signo de la letra "tau", en forma de cruz (Ezequiel 9,4-6) y el Apocalipsis 7,3 también nombra una marca que llevan los elegidos. Nosotros los cristianos, al trazar sobre nuestro cuerpo el signo de la cruz nos confesamos como seguidores de Cristo, que nos salvó en la cruz en un acto mucho mayor y definitivo que el de la época de Ezequiel.
Tal disciplina y el modo de practicarla ha ido evolucionando con el tiempo, tal y como se puede ver al mirar las liturgias de Iglesias orientales donde se puede ver incluso la señal de la cruz realizada por los sacerdotes a los fieles a dos manos, pero en esencia, como sea que se realice, su significado es el mismo: QUE FUIMOS SALVADOS POR CRISTO EN LA CRUZ.
Si alguna señal externa tenemos los católicos de que aceptamos a Cristo como nuestro Señor y salvador es por medio del signo de la cruz. Que esta señal pues más allá de un signo externo la guardemos en el corazón y enseñemos o recordemos su significado a otros para que no sean luego confundidos y llevados al error.
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