Hay quizás muchas razones fundamentales por las que el vino sea un signo liturgico importante desde el judaismo y que como sustancia termine siendo lo que se usa en la celebración de la Santa Misa: Porque es del aplastamiento de la uva (como del trigo es macerado para el pan), por su posible significado etimológico y por su significado en la mesa todas las culturas pre-cristianas incluida (y principalmente) la judía.
Pero, las razones bíblicas son aun mayores y sobrepasan:
Melquisedec prefigura de Cristo en el A.T. ofreció a Abraham pan y vino:
(Génesis 14,1).
En la transustanciación en las bodas de Caná que es prefigura de 2 sacramentos y de la celebración de la cena del cordero, el "agua de la purificación" de los judíos se convierte en vino
(Juan 2,6-9).
La cena pascual judía hasta la última cena (y hasta el día de hoy) se realiza con vino
(Lucas 22,18).
La figura de la sabiduría en Cristo : "Ven, come de mi pan, Y bebe del vino que he mezclado."
(Proverbios 9,5).
Personificación de la vida eterna (Cristo) en un árbol:
(Genesis 3,24 - Apocalipsis 22,14)
y específicamente en un viñedo:
"Yo soy la vid, vosotros los sarmientos" (Juan 15,5)
Otras de entre tantas lecturas que hablan del vino como prefigura eucarística:
Joel 3,18- Nehemías 8,10
De manera que no hay tal cosa como jugo de uva (como se hace en muchas sectas), arguyendo solapadamente a la conveniencia del desprecio de la bebida. No hay razón alguna en la biblia ni en la historia que justifique su presencia en una celebración litúrgica. Además, la cantidad es solo un sorbo o la intinción en el vino, y no bebida hasta el hartazgo como para plantear tales razones. El vino es deseable como aperitivo, como agente sanador en moderación (1 Tim 5,23) y principalmente como signo de celebración y de boda.
(Cf. Código de Derecho Canónico 924-926)
No hay comentarios:
Publicar un comentario