En la actualidad se observa un considerable aumento en las deserciones de la fe católica. Una de las principales razones que arguyen las personas como razón para esta deserción es la negativa de la Iglesia a conceder el divorcio y la subsiguiente privación de la absolución en el sacramento de la penitencia por causa del adulterio, la cohabitación o debido a la unión por matrimonios civiles.
Tales deserciones son prueba de la conciencia actual, el descompromiso y la indiferencia sobre la fe que reside en el pueblo católico, donde se ve plasmado un interés netamente social frente a la Iglesia y la relación con Dios.
Acto siguiente a ese abandono, una posición de oposición radical a todas las enseñanzas de la Iglesia o la adopción de una posición burlesca por la ineficacia de la Iglesia para adaptarse a los tiempos modernos.
Pero he aquí la pregunta: ¿Es la Iglesia Católica una institución al servicio del Dios Vivo encargada de transmitir su palabra con rectitud, o es una institución de acompañamiento social encargada de congraciarse con la voluntad de los hombres?
Para la cristiandad, el matrimonio es pacto eterno sellado con Dios e institución primaria para la vivencia del evangelio. Es voluntad de Dios, que este no sea disuelto, más sí reorganizado en el perdón y el amor. La ausencia de compromiso con Dios en que las parejas cristianas viven hoy, es la causa real de los fracasos en la vida conyugal y hay una pretención de querer culpar a Dios por esto.
La sociedad actual presenta un modelo claramente en contra de la institución de la familia, con una relativización del concepto de esta, y promulgando antivalores que conducen al descompromiso y favorables a la disolución de esta, en nombre de una "conveniencia social". La Iglesia parece exigida a ceder a esta estructura de pecado.
Pero es la Iglesia Católica, sempiterna opositora al divorcio, y esto no es una decisión tomada por consenso, sino de la transmisión misma de la voluntad de Dios.
En la revelación de Cristo, el Dios vivo, la favorabilidad al divorcio es una condición completamente abolida, pues su revelación invita al hombre al arrepentimiento y la reconciliación en toda instancia de la vida.
Miremos la Sagrada Escritura (principalmente el Nuevo Testamento, que es la plenitud del Antiguo) lo que nos habla al respecto:
Malaquías 2:16 "Porque Yo detesto el divorcio," dice el SEÑOR, Dios de Israel, "y al que cubre de iniquidad su vestidura," dice el SEÑOR de los ejércitos. "Presten atención, pues, a su espíritu y no sean desleales."
Marcos 10:8-11 Y LOS DOS SERAN UNA SOLA CARNE; por consiguiente, ya no son dos, sino una sola carne. Por tanto, lo que Dios ha unido, ningún hombre lo separe. Y en casa sus discípulos volvieron a preguntarle de lo mismo. Y El les dijo: Cualquiera que se divorcie de su mujer y se case con otra, comete adulterio contra ella;
Lucas 16:18 Todo el que se divorcia de su mujer y se casa con otra, comete adulterio; y el que se casa con la que está divorciada del marido, comete adulterio.
Mateo 19:9 Y yo os digo que cualquiera que se divorcie de su mujer, salvo por ´incastidad´, y se case con otra, comete adulterio.
Desambiguación http://www.teologoresponde.com.ar/respuesta.asp?id=237
1 Corintios 7:10 A los casados instruyo, no yo, sino el Señor: que la mujer no debe dejar al marido
1 Corintios 7:11 pero si lo deja, quédese sin casar, o de lo contrario que se reconcilie con su marido, y que el marido no abandone a su mujer.
De manera que la discusión en torno al tema, no debe poner la posición de la Iglesia en entredicho, pero si la situación actual de la familia y su compromiso cristiano. Quien abandona la fe conscientemente de la realidad que enseña no vive para Cristo sino para si mismo y sus intenciones propias.
¿Quién tiene la autoridad para divorciarte en otra Iglesia? Acaso la adulación de la persona, o una palabra equivocada que le indica su salvación garantizada en cualquier situación de su vida personal le alcanzará para obtener gracia?
¿Qué bien le hace a tu alma obrar según el criterio propio, por comodidad y no en la voluntad de Dios?
El deber del cristiano es asegurarse una vida en Dios y a adquirir las responsabilidades que este le exige. La Iglesia no otorga divorcio porque el mismo Dios de Israel es ofendido por el mismo.
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